sábado, 9 de diciembre de 2006

Tipología de los textos escritos

TIPOLOGIA DE LOS TEXTOS ESCRITOS[1]


Carlos Hipogrosso
Marisa Malcuori
Universidad de la República
Instituto de Lingüística


1. Este trabajo surge del proyecto de investigación Organización de los Discursos en Español (ODE) que es dirigido por Sylvia Costa y Marisa Malcuori y que se está llevando a cabo en el Departamento de Teoría del Lenguaje y Lingüística General del Instituto de Lingüística de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
El objetivo de una tipología textual no debe ser necesariamente contemplativo de una realización específica, oralidad/escritura, pero la perspectiva tipológica elegida por quienes trabajan en este proyecto contempla, en cierta medida, dicha realización.
El propósito de esta exposición es presentar algunas consideraciones teóricas con respecto al problema general de la tipologización de textos, caracterizar dos tipos específicos de textos y analizar dos producciones textuales a la luz de estos elementos.


2. Una de las primeras dificultades que se presenta al trabajar con textos tiene que ver, precisamente, con qué es lo que se entiende por "texto" y qué es lo que se entiende por "discurso". La literatura existente usa con distintas acepciones ambas palabras y muchos autores suelen manejarlas como sinónimos lo que tiende a confundir a los lectores no especializados. Para ser coherentes a lo largo de este trabajo, se explicitará qué es lo que se entiende por cada término:
"El texto es el aspecto terminal de la acción discursiva. Es el producto efectivo de una praxis regulada, la del discurso. El discurso, en cambio, es la dinámica estructurante de textos. Mientras que el texto puede caracterizarse desatendiendo a su producción, la noción de discurso reclama la atención sobre el origen, sobre lo que lo hizo posible" (Costa, S., A. Bolón y A. Rona, 1992:44).
Esta distinción está basada en la que, procedente de Aristóteles, hace el lingüista Humboldt entre 'ergon' y 'energeia'. El 'ergon' es el fin en la medida que hacia él se dirige y en él se perfecciona la 'energeia'. En esta tesis de carácter finalista, la 'energeia' constituye la fuerza estructurante que ya contiene y supone el resultado, el producto de dicha actividad.
A modo de ejemplo, mientras que las prácticas estructurantes de una sociedad en un momento histórico determinado constituyen sus modos discursivos, las realizaciones concretas entendidas como productos de dicha praxis, constituyen los textos que el período considerado ha generado. 'Texto' y 'discurso' son, entonces, dos fenómenos que se explican uno al otro.


3. Una tipología supone el concepto de intertextualidad, es un texto que habla de otros textos. Según H. Isemberg debe cumplir con ciertos requisitos:
a. homogeneidad
b. monotipia
c. rigor
d. exhaustividad
La base de tipologización exige como requisito fundamental el primero ya que a todo principio organizativo se le debe exigir como mínimo una estructuración coherente.
Una tipología no será coherente si se sigue como criterio, por ejemplo, el de agrupar textos periodísticos por un lado, y textos narrativos por otro, ya que el criterio escogido no es coherente porque, entre otras cosas, el texto periodístico puede en sí mismo ser narrativo. Esto no quiere decir que no se puedan superponer distintas tipologías, cuyas diferentes bases sean homogéneas, para caracterizar a un texto determinado.
Es necesario distinguir, con este propósito, la noción de 'clase de texto' de la de 'tipo de texto'. Mientras la primera es conscientemente intuitiva, preteórica, la segunda implica necesariamente una serie de requisitos contemplados por la tipología en cuestión.


4. La base de tipologización elegida para este trabajo se funda en las relaciones de enunciación que se dan en dos tipos de textos específicos: la descripción y la narración.
Se partió de las nociones que E. Benveniste (1979:83-86) expone en su trabajo ya clásico El aparato formal de la enunciación, por considerarlas más apropiadas para el evento en que se presentó esta disertación.
Benveniste define la enunciación como un acto individual por el cual un locutor se apropia de la lengua, la actualiza e instaura un auditor, destinatario o receptor. El término yo será aquel que denote al individuo que profiera la enunciación, postulando un tú como alocutario. Estos son "individuos lingüísticos" creados en una puntual realización de la lengua. El yo de la enunciación instaura un tiempo, el presente de la enunciación, "que se renueva en cada producción". Los demás tiempos son relativos a este presente que se constituye en punto de referencia, origen de los demás tiempos proferidos.
Los términos 'locutor' y 'auditor' suponen una realización oral y pueden ser sustituidos por 'destinador' y 'destinatario' con el fin de no imponer restricciones. Todo texto, según esta concepción, tiene entonces un destinador y un destinatario, explícitos o no, más o menos específicos, postulados desde y por la estructuración lingüística. Si una carta que le dirige una persona a un amigo supone dos sujetos lingüísticos bien específicos, un libro de ciencia pensado para un nivel terciario supone un destinador que domina un saber específico y que lo estructura lingüísticamente para un destinatario ideal del que se presupone cierto grado de conocimiento sobre el tema.
Los términos 'destinador' y 'destinatario', pueden postularse como 'descriptor' y 'descriptario' en el caso de la descripción y como 'narrador' y 'narratario' en el caso de la narración:

DESTINADOR --------------------------> DESTINATARIO
DESCRIPTOR --------------------------> DESCRIPTARIO
NARRADOR --------------------------> NARRATARIO

4.1 El descriptor estructura un texto llamado 'descripción' postulando a un tipo especial de receptor, el descriptario. Esta concepción que es tomada de P. Hamon (1991) le da a la descripción una jerarquía específica que hasta ahora le había sido negada sobre todo por la retórica. Para este autor, una descripción es:
"... la puesta en equivalencia, en un texto de una expansión predicativa y de una condensación deíctica o denominativa ... puede definirse como una unidad del/de texto, continua o discontinua, paratáctica (el 'catálogo', el 'inventario') o sintáctica (un texto), permutable en ciertas condiciones con un deíctico ('esto', 'ella'), y con un nombre (propio o común) ..." (1991:87).
La estructura de la descripción, según este autor, es una jerarquía que supone una lista, la declinación de un paradigma. Al elemento superior en dicha jerarquía se le denomina pantónimo. La 'descripción' exige en el destinatario dicha 'jerarquía' como un tipo de competencia de una operación específica. Hamon entiende que el texto descriptivo:
"reenvía perpetuamente al lector a su facultad de comprender sistemas jerarquizados; por ejemplo, en el sistema descriptivo de la 'casa', los términos 'chimeneas', o 'techo', o 'peldaño de escalera' ... serán sentidos sin duda como unidades integrantes del término primatario (y no necesariamente prioritario o primero en el orden del texto) 'casa', como subordinados al término sincrético-sintético 'casa' ... La descripción es entonces una especie de clasificación por factor común de un contenido o de una pluralidad léxica" (1991:54).
Es ese "término primatario" el que se denomina 'pantónimo'. La descripción supone la puesta en marcha de un saber particular, saber del mundo y saber del léxico, "cuadrícula" ordenadora de una porción del mundo que no está en sí misma jerarquizada, sino que lo hace a partir de esa competencia específica. La relación que hay entre el descriptor y el descriptario es asimétrica y de carácter didáctico. El primero, poseedor del saber, lo transmite desplegando paradigmas, poniendo a prueba la competencia lexicográfica del segundo. Hamon presenta al descriptor del siguiente modo:
"El personaje descriptor, por su parte, está más bien del lado de los sabios austeros y poco elocuentes, de los científicos encerrados en su saber, de los libros en tanto se oponen a la vida, del saber almacenado en lo que se opone a la imaginación viva, de las cosas en tanto se oponen a los seres vivos, de las estructuras en lo que éstas se oponen a la aventura. Si no es un sedentario, se trata de un viajero, un turista, un explorador, alguien que está cumpliendo una misión científica o que viaja para aprender o para llenar un espacio vacío dentro del saber institucionalizado. Se inclina por la clasificación escrita más bien que por la palabra, clasifica, organiza y disciplina su texto en lugar de dejarlo a la deriva, está más cerca del metalenguaje que del lenguaje, de la exhaustividad y de la legibilidad que del suspenso y el interés novelesco ... (1991:46).
De lo anterior se desprende que para el niño y para el adolescente, la descripción es un texto de difícil elaboración en la medida en que no poseen el repertorio lexicográfico (competencia lingüística y metalingüística) de los saberes particulares que cada texto descriptivo requiere. Cuando la descripción sustituyó al exemplum narrativo fue porque se vio en ella la posibilidad de enseñar en un texto de relativa autonomía secciones homogéneas de vocabulario.

4.2 El narrador estructura otro tipo específico de texto, la 'narración' que, postula a su vez, su propio destinatario, el narratario.
La estructura de la narración supone relaciones semánticas lógico-causales que son independientes de la manifestación de superficie. Se narran hechos; estos hechos no 'acontecen' simplemente como en la vida, sino que son ordenados por un principio que sostiene que cualquier hecho hi fue originado como consecuencia de que existió antes un hecho hi-1. El esquema de la narración podría representarse como
ho > h1 > h2 > h3 ............ > hf,
donde ho representa el hecho que generó la narración, el signo > representa la relación causal, hf el hecho final y los hi intermedios, los hechos que se suceden, en orden lógico causal, desde el origen hasta el final de la narración.
Es este tipo de relación subyacente al texto de superficie el que hace al texto narrativo más fácilmente reconvertible a otros códigos o sistemas semióticos (la novela se lleva al cine, se resume para un público masivo, se convierte en un 'comic').
Esta estructura, siempre repetida, es un saber mucho más universal que la de la descripción ya que depende de estructuras lógicas del pensamiento y se manifiesta en el niño en etapas muy tempranas: al chico le gusta oir cuentos y suele contar lo que vivió o inventa historias que comparte con sus pares, sus padres, sus maestros, etc.
Mientras que la descripción supone la transmisión de un saber, la narración prepara el campo del entretenimiento. El saber narrativo supone, además, una estructuración binaria (partida implica regreso, pobreza implica riqueza) mucho más universal y compartida que la de los saberes particulares a los que nos remite cualquier descripción.

4.2.1 Deberá precisarse que en este trabajo, NARRACION es un término técnico concebido por Labov y Waletzky (apud Labov, 1982:225) que da cuenta de uno de los instrumentos lingüísticos de que disponen los hablantes para la recapitulación de la experiencia pasada. Esto se vuelve posible a través de la regla básica de secuenciación narrativa (Labov y Fanshel apud Labov, 1982:225), que permite inferir el orden de los sucesos pasados del informe que el hablante ha dado de los mismos a través de las proposiciones que ha usado para referirlos.
Como se puede apreciar, esta manera de enfocar la narración denuncia el interés de centrar el objeto de estudio en narraciones orales y en las estrategias que los narradores utilizan en la organización discursiva. El objeto de estudio queda así definido dentro de la perspectiva de la disciplina en la que trabajan los autores aquí elegidos para ilustrar el punto.
Sin embargo, se podrá apreciar como la estructura que se desprende de este estudio es también aplicable a narraciones escritas.
Además, el punto de vista que elige Labov para definir la narración está en consonancia con la idea que tiene sobre el punto Hamon, ya que atiende, como se mencionó, a esas estructuras que se dan con independencia de las manifestaciones de superficie:
"Traducible (Balzac en ruso), trasladable (Balzac en cine), capaz de ser resumida (Balzac en 'Diggest'), una estructura narrativa es siempre en su estructura profunda más o menos independiente de su manifestación semiótica y de sus modos estilísticos" (Hamon, 1991:48)
Es también Hamon el encargado de mostrarnos como ambos textos suponen y esperan dos tipos de destinatarios muy distintos, dependientes de la estructuración de los mismos, la jerarquía en la descripción, la concatenación lógico-causal en la narración:
"En una narración, el lector espera contenidos que pueden deducirse en mayor o en menor medida; en una descripción espera la declinación de un surtido léxico, de un paradigma de palabras latente; en una narración, espera una terminación, un 'terminus'; en una descripción, espera términos. El texto apela entonces a la competencia léxica del lector más que a su competencia 'sintáctica' ... despliegue de una lista a la espera en la memoria del lector ... memoria de los surtidos léxicos 'in absentia' para ser 'reconocidos' más que comprendidos'" (1991:49).
Según Labov, la narración consta de seis partes: resumen, orientación, complicación de la acción, evaluación, resolución, y, coda o moraleja. A continuación se explicitará qué se entiende por cada una de estas partes.

RESUMEN
Es opcional, hay narraciones que no presentan resumen. Generalmente inaugura la narración. Proporciona un sumario de la historia, sugiere brevemente los hechos destacables. El foco del resumen es normalmente el mismo que el del conjunto de la narración, pero no necesariamente (sobre todo en las narraciones orales). Así por ejemplo una persona puede dirigirse a otra diciéndole, "no sabés lo que me acaba de pasar, me robaron en el ómnibus", centrando el foco del resumen en el hecho que motiva la narración. Sin embargo, después de esta parte preparatoria, el narrador puede centrar su atención en otro acontecimiento, por ejemplo en el pánico que sintió después del robo al sentirse particularmente amenazado por el ladrón por algún movimiento delatorio suyo.

ORIENTACION
Esta parte contiene información sobre el tiempo, el lugar, los participantes y su comportamiento anterior o simultáneo a la primera acción. Esta información normalmente se encuentra al comienzo, pero puede darse más adelante en el curso de la narración. Según Carmen Silva Corvalán, el tiempo más frecuente en español es el imperfecto (descripción de lugares, personas, cosas y demás condiciones necesarias para orientar al oyente/lector). También se usa el presente "cuando los rasgos descritos son INDEPENDIENTES de los hechos descritos en la narración" (1987:271).

COMPLICACION DE LA ACCION
Es el entorno esquelético dado por las proposiciones narrativas, constituye la espina dorsal de la narración. Las proposiciones narrativas recapitulan experiencias pasadas en el mismo orden en que se supone que ocurrieron los hechos.
Hay juntura temporal entre dos proposiciones cuando de un cambio en el orden de dichas proposiciones resulta un cambio en la secuencia temporal de la interpretación semántica original. Las proposiciones que pueden trasladarse sin alterar la interpretación de la secuencia temporal no son proposiciones narrativas.
A título de ejemplo se puede apreciar la diferencia que existe entre A y B:

A.
a. Le disparó un tiro y robó su cartera.
b. Robó su cartera y le disparó un tiro.
B.
a. Mientras me estaba bañando sonó el teléfono.
b. Sonó el teléfono mientras me estaba bañando.
Mientras en el caso A, el cambio en el orden de las proposiciones produce una alteración en la interpretación semántica original de los hechos, no sucede lo mismo en el caso B.

EVALUACION
No es estrictamente una parte - un trozo clausurado en sí mismo - sino que está conformada por todas las secciones o fragmentos en que el narrador usa medios para que la historia sea interesante destacando la importancia de los sucesos de la narración.
El contraste entre lo que ocurrió y lo que no ocurrió pero podría haber sucedido es un recurso evaluativo frecuente en las narraciones orales: "Hubo un choque en la esquina y uno de los coches entró a la panadería haciendo añicos el mostrador. Cinco minutos antes yo había ido a comprar bizcochos".
Son también recursos evaluativos frecuentes las negaciones, los futuros, las modalizaciones y las comparaciones.
En español, según Carmen Silva Corvalán, el uso del presente histórico tiene una función claramente evaluativa en las narraciones orales.

RESOLUCION
Es el resultado de la narración y responde a la pregunta ¿qué pasó finalmente?.

CODA O MORALEJA
Esta parte, al igual que el resumen, es opcional, no todas las narraciones la presentan.
Aquí se muestra el efecto de los sucesos. Mientras la coda realiza generalmente un final canónico ('y colorín colorado ...'), la moraleja deja una enseñanza, 'mensaje' explícito de carácter didáctico que se supone aprovechará el destinatario.


5. Los textos que van a ser analizados son Los dos reyes y los dos laberintos de Jorge Luis Borges y una producción anónima de un alumno de segundo año liceal (ver apéndice). Se trata en ambos casos de textos narrativos.

5.1 La narración de Borges no contiene un resumen, tal como ha sido definido anteriormente. Si bien el título en algún sentido podría ser entendido como un resumen, constituye más bien una gran catáfora hacia todo el texto.
La orientación aparece entre las líneas 1 y 5. Allí se presenta información sobre el tiempo en que se desarrollarán los acontecimientos, "en los primeros días", sobre el lugar, "las islas de Babilonia", y sobre las entidades participantes, "un rey" y "un laberinto", ambas introducidas con un presentador indefinido.
Dentro de la orientación hay una instancia de evaluación constituida por los atributos con que se califica al laberinto, "tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían".
El enunciado "Esa obra .... de los hombres" (entre las líneas 5 y 8) funciona también como una clara evaluación: esta es la historia de alguien que se atrevió a desafiar a Dios intentando emularlo y, por lo tanto, vale la pena contarla.
La complicación de la acción se extiende entre las líneas 7 y 24, "Con el andar.......que te veden el paso". Comienza con la llegada del otro participante que es presentado en otra instancia de orientación dentro de la complicación, "un rey de los árabes", y se cierra con una breve descripción de los dos laberintos.
En la descripción del primer laberinto aparece el pantónimo, la palabra "laberinto", y la expansión léxica que nombra sus elementos constitutivos: "escaleras", "puertas", "muros". El segundo es descrito por la negativa: no contiene ninguno de los elementos constitutivos de un laberinto.
Obsérvese que la serie de negaciones al respecto del segundo laberinto constituye, nuevamente, una instancia de evaluación: ¿qué extraordinario laberinto es ese que siéndolo no posee, sin embargo, los elementos propios de todo laberinto? Esta evaluación es una perfecta clausura de la complicación y crea una enorme expectativa antes de la resolución.
Hay una perfecta armonía de las instancias evaluativas; aparecen inmediatamente antes de comenzar la complicación y como clausura de ella.
En las líneas 25 y 26 se presenta la resolución, "Luego le desató ...... sed" que, como se había dicho anteriormente, responde a la pregunta ¿qué pasó finalmente?
Por fin, la línea 26 y 27 contienen la moraleja.

5.2 La narración del alumno liceal, al igual que la de Borges, no contiene resumen.
La orientación aparece entre las líneas 1 y 3. Ofrece información sobre el tiempo en que se desarrollará la acción, "la temporada de carnaval", el lugar, "allí", y los personajes participantes, "yo", "mis padres". Los imperfectos "estaba", "faltaba", "iban" están al servicio de la orientación como es característico en español.
Entre las líneas 4 y 14 se desarrolla la complicación.
Al comienzo de la complicación se presenta una instancia de evaluación, el presente histórico "me doy cuenta". De acuerdo a lo expresado en 4.2.1, Silva Corvalán señala que la función del presente histórico en las narraciones orales en español es la de destacar la relevancia de ciertos acontecimientos que hacen interesante la narración. Precisamente esta es la función de este presente histórico.
Es necesario hacer notar que tanto en la narración de Borges como en esta que estamos analizando la complicación aparece demarcada en su comienzo y en su fin. En este caso la demarcación está expresada por la instancia evaluativa del presente histórico, al comienzo, y por el ordenador discursivo "bueno", al final. Ambos recursos son propios de la oralidad.
La resolución ocupa las líneas 15 y 16, "Fue todo .....mucho dolor".
Finalmente, la moraleja está constituida por el enunciado "Ya nunca más corrí por el tablado", en la línea 16.

5.3 En la narración del alumno liceal hay también una serie de estrategias propias de la oralidad y del modo pragmático de comunicación, además de las ya mencionadas, que es preciso destacar.
En la línea 2 el adverbio "allí" puede ser interpretado como una anáfora al sintagma "en la temporada de carnaval" o como una catáfora al sustantivo "tablado". En ambas interpretaciones se requiere por parte del enunciador mucha colaboración del alocutario, mucho conocimiento compartido. Si se remite anafóricamente a un sintagma temporal con un adverbio locativo es, seguramente, porque se considera que basta con nombrar la temporada de carnaval para presuponer el lugar "tablado". Si se trata, en cambio, de una catáfora la rareza se produce por el lugar en que se encuentra el referente léxico "tablado". Normalmente debería haberse presentado como tema del enunciado siguiente más que como información adicional; se formula en el texto como locativo de un gerundio que funciona a su vez como una circunstancia del predicado.
Otro caso interesante se presenta entre las líneas 6 y 7 "mis padres con lluvia no se quedan". Se trata en esta ocasión de un presente habitual y no de un presente histórico. "Quedarse" es un verbo que exige la presencia de un locativo en su red temática; "quedarse" es "quedarse en algún lugar". Ahora bien, este locativo o aparece realizado léxicamente o, de lo contrario, debe ser fácilmente recuperable ya sea porque el argumento se llena con un locativo del contexto o porque, en el caso del presente, se llena con el lugar donde se realiza la enunciación. En el texto que se está analizando, como se vio, la identificación del lugar presenta ciertas dificultades, de manera que, por las razones expuestas anteriormente, nuevamente se exige demasiada colaboración por parte del alocutario si se trata de llenar el argumento con un locativo que no está claramente identificado en el contexto. Si, por el contrario, el argumento debe ser llenado por el lugar de la enunciación, habilitado por el presente del verbo, hay que tener en cuenta que la enunciación no se realiza en el tablado sino en el salón de clase donde este liceal escribe. Sería un caso de olvido del distanciamiento que existe entre el que escribe y los hechos que refiere (Groppi-Malcuori: 1992).
Por fin, es interesante contrastar la aparición de la expresión "rompí mi frente" (línea 8) como marca léxica de la conciencia de literalidad frente a la expresión "me entraron a desinfectar" (líneas 11 y 12) perífrasis típica de la oralidad coloquial que aparece cuando el autor del texto se involucra con los hechos que narra, recordando, seguramente, el miedo que le produjo la curación.

5.4 A partir del análisis realizado, se desprende con claridad que ambos textos narrativos poseen la misma estructura, incluso presentan una notable similitud en el empleo de ciertos recursos como el de demarcar la complicación, aunque, como es evidente, la destreza en el manejo de la literalidad es diferente en un autor y en el otro.
Sin embargo, es de hacer notar que, aunque ambas narraciones sean idénticas en cuanto a su estructura, en el texto de Borges aparece una secuencia descriptiva mientras que en el otro texto no hay ninguna instancia de descripción. Esto se vincula con las características de la descripción y la narración apuntadas más arriba.
La narración presenta un plan de texto más rígido orientado por el orden cronológico, mientras que el plan de texto de la descripción es más laxo, depende más de la elección del descriptor (arriba/abajo, derecha/izquierda, norte/sur, particular/general, etc.). La narración es muy frecuente como texto independiente, lo cual facilita la temprana internalización de su estructura; la descripción, como ya vimos, no lo es. La descripción exige habilidades léxicas y conocimientos específicos, mientras que la narración, que no exige nada de esto, se presenta como un saber más universal.
Por todas estas razones no es frecuente encontrar secuencias descriptivas en las producciones escolares y liceales. Cuando son exigidas por el profesor o el maestro normalmente no resultan del todo felices porque se resuelven recurriendo a estereotipos que salven tanto la carencia de la competencia léxica específica como el conocimiento de saberes particulares.
APENDICE
LOS DOS REYES Y LOS DOS LABERINTOS J.L.Borges Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los
primeros días hubo un rey de las islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó construir un laberinto tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían. Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operaciones propias de Dios y no de los hombres. Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto, donde vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro divino y dio con la puerta. Sus labios no profirieron queja ninguna, pero le dijo al rey de Babilonia que él en Arabia tenía otro laberinto y que, si Dios era servido, se lo daría a conocer algún día. Luego regresó a Arabia, juntó sus capitanes y sus alcaldes y estragó los reinos de Babilonia con tan venturosa fortuna que derribó sus castillos, rompió sus gentes e hizo cautivo al mismo rey. Lo amarró encima de un camello veloz y lo llevó al desierto. Cabalgaron tres días y le dijo: "¡Oh, rey del tiempo y sustancia y cifra del siglo!, en Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce con muchas escaleras, puertas y muros; ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre el mío, donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que te veden el paso."
Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en mitad del desierto, donde murió de hambre y de sed. La gloria sea con Aquel que no muere.


NARRACION Alumno de 2o. año liceal
Recuerdo que en mi infancia, en la temporada de carnaval yo siempre estaba allí no faltaba un solo día ya que mis padres siempre iban.
Un dia como de costumbre corriendo yo por el tablado me doy cuenta que había empezado a llover. Por la desesperación que yo sentía en ese momento ya que mis padres con lluvia no se quedan, intenté correr al lado de ellos pero fué solo la intención ya que había resbalado y rompí mi frente con el refilón de un escalón. Enseguida estaba bañado en sangre todo mi cuerpo, me tomaron en los brazos me pidieron datos y me llevaron al hospital. Allí sin anestecia me entraron a desinfectar. Mientras pasaba esto conmigo en el tablado recién se estaba enterando mi padre. Bueno, llegó mi padre y yo estaba llorando y le pregunté que me iban a hacer y contestó que me iban a colocar puntos.
Fué todo en un ratito ya que los puntos no me dieron mucho dolor. Ya nunca más corrí por el tablado.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

BENVENISTE, E. 1979. "El aparato formal de la enunciación" en Problemas de lingüística general II, Siglo XXI, Buenos Aires.

COSTA, S., A. BOLON y A. RONA. 1992. El discurso de los derehos humanos en el proceso de reinstitucionalización democrática (1985-1987), Universidad de la República, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Montevideo.

GROPPI, M. y M. MALCUORI. 1992. "Acerca de las dificultades en la producción de textos escritos" en Publicaciones /1, Sociedad de Profesores de Idioma Español del Uruguay, Montevideo.


HAMON, Ph. 1991. Introducción al análisis descriptivo, Edicial, Buenos Aires.


ISENBERG, H. 1987. "Cuestiones fundamentales de tipología textual" en E. Bernárdez (comp.) Lingüística del texto, Arco/Libros, Madrid, pp.95-129.


LABOV, W. 1982. "Speech actions and reactions in personal narrative" en D. Tannen (comp.) Analyzing Discourse: Text and Talk, Georgetown U.P., W.D.C., pp. 219-247.


SILVA CORVALAN, C. 1987. "La narración oral española: estructura y significado" en E. Bernárdez (comp.) Lingüística del texto, Arco/Libros, Madrid, pp. 265-292.

[1] “Tipología de los textos escritos” en La escritura del Español, Carlos Hipogrosso y Alma Pedretti comps., F.H.C.E., Departamento de Publicaciones, 1994, Montevideo, Uruguay. Adelanto de investigación. Este trabajo fue realizado en el marco del proyecto ODE, F.H.C.E.

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